De Todo Un Poco

Tema Asesinos Seriales

jueves, 28 de enero de 2010

Una debilidad

#YoConfieso que tengo una debilidad por los ojos grandes.

Eso fue lo primero que twiteé la mañana del jueves en el que ocurrió este capítulo de mi historia; una confesión vana pero coqueta que inmediatamente recibió más de un reply. A veces era demasiado fácil atraer —con ciento cuarenta caracteres o menos— la atención de todas esas personas al otro lado de la nube: tenía en cuestión de segundos varias pequeñas fotografías, con dudoso ángulo y aún más dudosa iluminación, pero que llenaban mi pupila y mi autoestima con sus replies.

Estoy emocionado por lo de esta noche…

Esta vez recibí replies llenos de curiosidad preguntando qué era lo que haría que me tenía en ese estado, pero no llegó ni una letra de parte de @chicaGlam quien era el verdadero origen de mi emoción aquella mañana. Esa noche nos conoceríamos finalmente, iríamos al cine y ella dejaría de ser tan sólo ese avatar que yo ya era capaz de reconocer instintivamente.

Habían pasado ya varios días de haber empezado a coquetear con ella en el timeline, de haber pasado de twitts al aire a los DMs, luego al messenger e incluso algunas llamadas al celular —la mayoría de ellas ya en un considerable estado etílico— cuando finalmente decidí proponerle un encuentro. Sería algo sencillo: simplemente conocernos, platicar un poco y ver cómo se daban las cosas; hicimos el pacto de decirnos con franqueza si no nos gustábamos o si ya no nos llamaba la atención continuar con nuestras ondas twitteras.

Mi primer error fue, quizá, elegir ir al cine. Aunque habíamos hablado de las ganas que teníamos de ver esa película, el cine no se presta para conocer a alguien; no se puede platicar y ni siquiera es cómodo para verse frente a frente. Aunque es probable que mi elección fuera un mecanismo de defensa: primero tenía que comprobar que ella fuera tan atractiva como se veía en su avatar, con esos ojos grandes y esa sonrisa casi infantil. Luego, si perduraba el atractivo físico, podríamos salir más para conocernos a fondo.

La mañana transcurrió entre rachas de trabajo intenso, twitts al aire, algún hashtag entretenido e imaginaciones de lo que depararía la twittdate, cuando cerca del mediodía leí:

Triste acontecimiento. Lamento informarles que ya encontraron el cuerpo de @LaPorter. Habrá una misa hoy, más información por DM.

Se revolvió el cereal del desayuno dentro de mi estómago. Ella, @LaPorter, fue mi twittcrush anterior. No recordaba con claridad hacía cuantas semanas la había conocido en persona pero sabía perfectamente que después de aquel café en el que platicamos por horas, tomamos la decisión tácita de alejarnos y el distanciamiento había sido tal que apenas en ese momento me daba cuenta de que tenía ya algunas semanas sin leer nada de ella: ni fragmentos de canciones, ni quejas de sus tareas, ni bromas con sus amigas. Nada.

Honestamente me dio pena preguntar más; tal vez por cobardía o tal vez por evitar el morbo, pero no quería enterarme de qué le había sucedido. Además, mi presencia en un funeral habría estado absolutamente fuera de lugar. Para su verdaderos amigos y para su familia yo estaría invadiendo su privacidad y sería un extraño con el que cruzó unas escasas palabras. De cualquier modo me dirigí a su página de Twitter y sentí escalofríos cuando leí el mensaje que me hacía saber que alguien ya se había tomado la molestia de cerrar su cuenta y en seis meses alguien más podría ser @LaPorter.

Pese a lo poco que nos conocimos sentí un breve deseo de llorar pero me limité a twittear lo siguiente:

Why cant we just rewind? http://tinysong.com/d4w

El resto de la tarde fluyó con dificultad y desgano para trabajar, contemplé incluso la idea de cancelar la salida al cine con @chicaGlam, de no ser porque en algún momento del día leí un twitt suyo en el que decía:

También estoy muy emocionada… Será esta noche.

Hice todo por sacudirme la melancolía mientras me dirigía al cine, aún con un poco de ilusión por conocer a mi twittcrush y decidido a pasarla lo mejor posible con esa niña cuya pequeña foto tanto me había gustado.

Era un jueves tranquilo en el cine, tal vez por el intenso frío que se había sentido esos últimos días, por lo que mi antelación para llegar a comprar boletos resultó exagerada y tuve tiempo de curiosear en el timeline. Saltó a mi vista un update:

A punto de entrar a la misa… Qué nefasto crimen, la inseguridad está terrible.

Asumí de inmediato que hablaban de @LaPorter y una parte de mí se sintió culpable por estar esperando entrar al cine en lugar de estar allá. De cualquier modo, mientras deliberaba respecto a cuán incorrecto sería asistir, vi a @chicaGlam subiendo por la escalera eléctrica.

La identifiqué inmediatamente, con ojos tal y como en la foto, una sonrisa nerviosa y vestida primordialmente de rosa justo como lo esperaba. Se acercó, nos saludamos con voces temblorosas y le dije que llegaba justo a tiempo pues la función estaba a minutos de empezar.

Nuestra conversación hizo amena aquella odiosa espera que antecede a una película. Hablamos de los twitteros que conocíamos, de twittstars y conforme avanzaban los minutos nuestro nerviosismo se iba diluyendo. No puedo negar que disfruté mucho la película y los tímidos logros que iba haciendo con ella, tomando su mano primero, dándole un beso espontáneo en la mejilla y finalmente, abrazándola. Sin embargo, algo en mí me decía que estaba teniendo demasiados avances como para ser una primera cita.

Cuando terminó la película noté con tristeza que era ya muy tarde como para quedarnos a tomar un café y conocernos más, así que sin necesidad de aclararlo nos dirigimos al estacionamiento. La acompañé primero a su coche, que estaba en el nivel superior y una vez ahí ella ofreció llevarme al mío, por lo que subí del lado del copiloto y se produjo ese silencio, tan incomodo pero a la vez tan familiar, que finalmente me hizo decirme a mí mismo que un beso nunca ha dañado a nadie.

Comenzamos a besarnos con la timidez natural de un primer beso pero rápidamente mi pulso se aceleró y con ello mis inhibiciones disminuyeron. Al principio su reacción se notó llena de dudas, pero habíamos platicado ya tanto de este momento que pronto decidió dejarse llevar.

Abrí los ojos un momento y alcancé a ver que ella los abría también y que sonrió. Aquellos ojos que me habían gustado tanto y que entonces empezaban a activar mi memoria. Coloqué mi mano en su cuello y comencé a hacer presión, suavemente pero con firmeza. »Mmmm sexy…« dijo ella entre besos, mientras los recuerdos llegaban uno a uno con más velocidad cada vez.

Con sutileza ejercía cada vez más presión y pude ver claramente en mi memoria: @gaby_bowie —ojos café con líneas claras—, se me ocurrió hacerlo mientras paseábamos juntos una noche por la Condesa; fue mi primera vez y me precipité demasiado, casi sin disfrutarlo, casi prosaico.

Ella seguía sin oponer mayor resistencia cuando vino a mi mente @anawalker —ojos negros e imponentes—, a quien conocí cuando vino de Puebla a una fiesta twittera y yo acompañé de regreso a la central camionera; no volvió a casa.

Recordaba a @soulmininova —ojos color verde aceituna—. Viajé hasta León para conocerla y hacer esto en una ciudad desconocida fue un riesgo absurdo que no volvería a correr; y mientras tanto, sentía como @chicaGlam empezaba a notar la falta de aire y a desesperarse.

Seguía recordando: @bluesblip —ojos café diluido—, ni siquiera llegamos al lugar donde íbamos a cenar; @bgoodesound —ojos color miel bajo un sombrero—, en la habitación de un hotel de paso.

Finalmente, sentí cómo con desesperación @chicaGlam se separaba de mí, y esos grandes ojos me miraban con una expresión de pavor y súplica, humedeciéndose con lágrimas con las que reconocía que su muerte se aproximaba.

En el momento de su último estremecimiento, todo quedó claro. Recordé perfectamente a @LaPorter; había sido yo quien la había matado. Ahora veía perfectamente cómo terminando aquel café la acompañe a su coche, al otro lado del parque, y con la misma mano que ahora sostenía el cuello de @chicaGlam, me había encargado de cortar su respiración y terminar con su vida.

Estaba ante el objeto de mi deseo y origen de mi debilidad. Con un movimiento que tenía ya perfectamente dominado, utilizando tan sólo tres dedos, tomé uno a uno sus ojos, sacándolos de sus órbitas en cuestión de segundos, mientras aún conservaban su temperatura.

Aún con sangre en mis manos, no pude resistir tomar el celular y repetir el update:

#YoConfieso que tengo una debilidad por los ojos grandes.

Sin embargo dejé para mí la conclusión: »su sabor es único cuando aún palpitan dentro de la boca«.


@BernardoPrieto

7 comentarios:

  1. Móndrigoooo que buen final!... muy sutil y casi imperceptible el miedo que provoca.
    Aguas ojos grandes del tl del Bernardo!...
    Felicidades chico :D si me gustó!

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  2. O.O
    aaauuuuch!
    que intenso :D
    no volveré a leer igual mi timeline!
    genial ;D

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  3. Wow! Ber!!! Nunca dejas de sorprenderme... Me acabas de decir que yo tmb tengo ojos grandes... pero descansé cuando recordé que ya no tengo twitter! jiji!! Felicidades... está excelente y como dice Araceli: Qué buen final!!

    Saludos!

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  4. Muy buena narración. Me gusta el manejo del género y me parece una excelente manera de aprovechar el espacio en el Blog.

    FELICIDADES !!!

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  5. Felicidades!! me encantó..! pero como siempre he dicho...no se puede esperar menos de ti!! te quierooo!!

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  6. @nenayan Cada vez me sorprendes más, excelente relato

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